CCTV analógico y digital IP
C.C.T.V. Circuito cerrado de TV
Cada vez se solicita más a los circuitos cerrados para comunidades y negocios.
Es muy importante dentro de la gran variedad de cámaras que existen así como grabadores, el seleccionar el equipo más adecuado para cada cosa, poner un equipo sobredimensionado o muy limitado es un error, ya que convertimos la instalación en un problema para el cliente.
Hacer un estudio previo con la información suministrada por el cliente de sus pretensiones y necesidades.
- Prevención antes que suceda.
- Coches rayados.
- Robos dentro de los coches.
- Hacer sus necesidades fuera de los W.C.
- Pintadas.
- Identificar a personas extrañas en nuestra comunidad.
- Alta velocidad por el garaje.
- Peligros a la salida de alcanzar a los peatones.
- Ante una denuncia poder aportar datos a la policía.
En los negocios
- Detectar a las personas que no pagan lo que llevan.
- Que las ventas entren encaja.
- Que se cumpla la ley con entradas y salidas del personal.
- Que desde nuestro teléfono móvil podamos supervisar a distancia nuestros negocios.
A continuación le explicamos todo lo que ha de saber sobre los circuitos cerrados de televisión o CCTV
Es una tecnología de videovigilancia diseñada para supervisar diversidad de ambientes y actividades. El sistema se denomina circuito cerrado, porque a diferencia de los sistemas de televisión convencionales, el CCTV tiene un número de espectadores muy limitado.
Los componentes básicos de éste sistema son:
- Las cámaras, que se encargan de la captación de la imagen.
- El sistema de grabación, actualmente digital y se realiza bien en la propia cámara o en un grabador externo.
- El monitor, que es el dispositivo en el que se visualizan tanto los videos en tiempo real como las grabaciones.
Centrándonos en las cámaras, que es el componente más sensible de nuestra instalación y del que va a depender todo el resultado final, la elección de una cámara u otra depende de una serie de variables, y que en función de éstas hacen que cada cámara sea más adecuada para una u otra aplicación.
Los parámetros básicos más importantes a tener en cuenta para la elección de una cámara son:
- Tecnología analógica o digital (IP).
- Visión diurna y nocturna.
- Grabación integrada en la cámara (sólo IP) o uso de grabador externo.
- Cámaras para interior, exterior o entornos especiales.
- Lentes fijas, varifocales o con zoom.
- Cámaras fijas o móviles.
Una cámara se dice que es analógica cuando la señal que transmite para su visualización o grabación es analógica. Este tipo de cámaras es el más comúnmente utilizado para la mayoría de aplicaciones ya que su instalación es sencilla y su coste es asequible sin comprometer su fiabilidad. Una de las características de éstas cámaras es que su resolución se mide en líneas como en los receptores de televisión. Sus resoluciones más usuales van desde PAL (625 Líneas) hasta HD (1080 líneas).
Un factor a tener en cuenta a la hora de planificar el cableado de las cámaras analógicas es que cada cámara debe llevar su cable para transmitir la señal, no pudiendo mezclarse en el mismo cable varias señales lo que hace que esta solución sea compleja cuando contamos con grandes instalaciones.
Una cámara digital transmite la señal que capta mediante pulsos (unos y ceros) y utiliza como medio de transmisión cable para datos como el que utilizamos para redes informáticas. Una de las características de éstas cámaras es que su resolución se mide en píxeles como en los PC. Sus resoluciones más usuales van desde VGA (640x 480) hasta 6 MP. Este tipo de cámaras utilizan el protocolo de comunicaciones IP utilizado en informática y pueden compartir la red con PCs, Smart TV, routers, etc… Esto posibilita que por un único cable se transmita la imagen captada por varias cámaras, simplificando su instalación. Como contrapartida tenemos que éste tipo de cámaras requieren un proceso de configuración y ajuste no necesario en cámaras analógicas.
En función del periodo del día en que deseamos visualizar y/o grabar las imágenes de nuestras cámaras, éstas podemos clasificarlas en cámaras para visión diurna y nocturna, si bien en la actualidad, la casi totalidad de las cámaras incorporar ambas tecnologías pudiendo visualizar el estado de nuestras instalaciones tanto de día como de noche. Aun así debemos tener en cuenta que las imágenes y vídeos tomados durante la noche, carecen de color ya que al no haber una fuente de iluminación visible (en la mayoría de los casos se utiliza una iluminación infrarroja invisible), no se puede captar la longitud de onda reflejada por los cuerpos que es lo que nos hace discriminar el color.
Cuando deseamos realizar una grabación a partir de las imágenes captadas por las cámaras podemos elegir entre alojar nuestras grabaciones en la propia cámara, sistema únicamente disponible en cámaras digitales), o recurrir a un grabador externo para su almacenamiento. La primera opción presenta como ventaja principal el ahorro de espacio y de costes al no precisar otro dispositivo adicional, pero corremos el riesgo de perder las imágenes almacenadas si se sustrae o vandaliza la cámara. Fenómeno que es más difícil en el caso de un grabador externo ya que éste suele ser instalado en ubicaciones difícilmente accesibles a intrusos y con frecuencia camuflados.
La ubicación de las cámaras es un factor a tener en cuenta en el proceso de selección de las mismas, ya que una elección incorrecta nos puede reducir drásticamente el periodo de vida de la misma o incurrir en sobre costes innecesarios.
Las cámaras para interior están dotadas de una carcasa lo suficientemente resistente para albergar su electrónica y enfrentarse a condiciones ambientales usuales en interior pero no están diseñadas para soportar lluvia, humedad, temperaturas extremas, etc… Para eso debemos elegir cámaras para intemperie que poseen una carcasa mucho más robusta.
Si la ubicación de nuestra cámara posee unas características especiales: entorno con actos vandálicos frecuentes, instalaciones con riesgo de incendio o explosión, locales con riesgo de inundación, etc… existen en el mercado todo tipo de soluciones que nos garantizarán una correcta protección a nuestras cámaras y una correcta visualización de las imágenes.
Atendiendo al campo de visión de las cámaras, las podemos clasificar como cámaras de lente fija cuando su distancia focal no se puede variar. En función del ángulo de visión tendremos que elegir una lente que puede ir desde el gran angular (2,8 mm) hasta teleobjetivo (12 mm). Este factor es especialmente delicado ya que una elección incorrecta del tipo de lente a utilizar puede causar un efecto no deseado en cuanto al plano a visualizar por lo que es recomendable consultar a un profesional.
Si decidimos utilizar una lente varifocal podemos ajustar cómodamente el plano a visualizar ya que esta lente es regulable desde gran angular a teleobjetivo, debiendo ajustarse durante el proceso de instalación sobre el cuerpo de la cámara.
La alternativa más flexible de todas sería una cámara con zoom que posibilita el poder ampliar y reducir la superficie a visualizar a nuestra conveniencia de una forma cómoda desde un pupitre. Esta solución, claro está, es mucho es la más costosa de las tres.
Cabe señalar que el acabado y el nivel de calidad de las lentes y sensores va a ser determinante para lograr una correcta captación de la imagen a visualizar o grabar. Al igual que en los útiles ópticos de uso cotidiano (gafas, lentillas, prismáticos, etc.), una lente de mala calidad nos ocasiona deformidades en cuanto a la visualización y zonas borrosas, fenómeno que es trasladable a las cámaras de CCTV ya precisan una lente óptica como primer elemento captador.
El último parámetro básico a sopesar en el proceso de diseño de un sistema de CCTV, es la utilización de cámaras fijas o móviles. Las cámaras fijas se orientan durante el proceso de instalación fijándose el área de visualización y no suelen modificarse a lo largo de su vida útil. En cambio, las cámaras móviles pueden orientarse a conveniencia desde un pupitre mediante el giro horizontal (PAN) y vertical (TILT). Este tipo de cámaras recibe comúnmente el nombre de DOMO y en su concepción más clásica consta de una serie de servomotores para efectuar el proceso de giro.
La tendencia actual en cuanto a cámaras móviles es la utilización de sistemas de giro de estado sólido, es decir, carentes de elementos mecánicos que aumentan considerablemente la vida útil de los equipos ya que cualquier parte de un dispositivo que esté sometida a una acción mecánica por parte de motores, engranajes y elementos similares, está sometido a un desgaste superior al de elementos de estado sólido, degaste que se ve incrementado cuando estos dispositivos se ven sometidos a ciclos intensos de trabajo o condiciones ambientales adversas.
Como elemento adicional a las parámetros a considerar dentro del diseño de sistemas de CCTV, tenemos la opción de incorporar técnicas avanzadas de análisis de vídeo, lo que nos posibilita convertir un sistema de CCTV convencional que únicamente nos permite visualizar en tiempo real y consultar las grabaciones, en un sistema verdaderamente inteligente contemplando factores como la velocidad de los individuos, conteo de personas y objetos, señalización y notificación de direcciones indebidas, registro de matrículas de vehículos y un sinfín de eventos personalizables a demanda del cliente.
Como norma general este proceso de análisis de vídeo se suele implementar mediante una aplicación de software adicional, aunque existen en el mercado cámaras con un sistemas de análisis integrado y con software embebido internamente, con los consiguientes ahorros de costes.
A continuación le explicamos todo lo que ha de saber sobre los circuitos cerrados de televisión o CCTV
Es una tecnología de videovigilancia diseñada para supervisar diversidad de ambientes y actividades. El sistema se denomina circuito cerrado, porque a diferencia de los sistemas de televisión convencionales, el CCTV tiene un número de espectadores muy limitado.
Los componentes básicos de éste sistema son:
- Las cámaras, que se encargan de la captación de la imagen.
- El sistema de grabación, actualmente digital y se realiza bien en la propia cámara o en un grabador externo.
- El monitor, que es el dispositivo en el que se visualizan tanto los videos en tiempo real como las grabaciones.
Centrándonos en las cámaras, que es el componente más sensible de nuestra instalación y del que va a depender todo el resultado final, la elección de una cámara u otra depende de una serie de variables, y que en función de éstas hacen que cada cámara sea más adecuada para una u otra aplicación.
Los parámetros básicos más importantes a tener en cuenta para la elección de una cámara son:
- Tecnología analógica o digital (IP).
- Visión diurna y nocturna.
- Grabación integrada en la cámara (sólo IP) o uso de grabador externo.
- Cámaras para interior, exterior o entornos especiales.
- Lentes fijas, varifocales o con zoom.
- Cámaras fijas o móviles.
Una cámara se dice que es analógica cuando la señal que transmite para su visualización o grabación es analógica. Este tipo de cámaras es el más comúnmente utilizado para la mayoría de aplicaciones ya que su instalación es sencilla y su coste es asequible sin comprometer su fiabilidad. Una de las características de éstas cámaras es que su resolución se mide en líneas como en los receptores de televisión. Sus resoluciones más usuales van desde PAL (625 Líneas) hasta HD (1080 líneas).
Un factor a tener en cuenta a la hora de planificar el cableado de las cámaras analógicas es que cada cámara debe llevar su cable para transmitir la señal, no pudiendo mezclarse en el mismo cable varias señales lo que hace que esta solución sea compleja cuando contamos con grandes instalaciones.
Una cámara digital transmite la señal que capta mediante pulsos (unos y ceros) y utiliza como medio de transmisión cable para datos como el que utilizamos para redes informáticas. Una de las características de éstas cámaras es que su resolución se mide en píxeles como en los PC. Sus resoluciones más usuales van desde VGA (640x 480) hasta 6 MP. Este tipo de cámaras utilizan el protocolo de comunicaciones IP utilizado en informática y pueden compartir la red con PCs, Smart TV, routers, etc… Esto posibilita que por un único cable se transmita la imagen captada por varias cámaras, simplificando su instalación. Como contrapartida tenemos que éste tipo de cámaras requieren un proceso de configuración y ajuste no necesario en cámaras analógicas.
En función del periodo del día en que deseamos visualizar y/o grabar las imágenes de nuestras cámaras, éstas podemos clasificarlas en cámaras para visión diurna y nocturna, si bien en la actualidad, la casi totalidad de las cámaras incorporar ambas tecnologías pudiendo visualizar el estado de nuestras instalaciones tanto de día como de noche. Aun así debemos tener en cuenta que las imágenes y vídeos tomados durante la noche, carecen de color ya que al no haber una fuente de iluminación visible (en la mayoría de los casos se utiliza una iluminación infrarroja invisible), no se puede captar la longitud de onda reflejada por los cuerpos que es lo que nos hace discriminar el color.
Cuando deseamos realizar una grabación a partir de las imágenes captadas por las cámaras podemos elegir entre alojar nuestras grabaciones en la propia cámara, sistema únicamente disponible en cámaras digitales), o recurrir a un grabador externo para su almacenamiento. La primera opción presenta como ventaja principal el ahorro de espacio y de costes al no precisar otro dispositivo adicional, pero corremos el riesgo de perder las imágenes almacenadas si se sustrae o vandaliza la cámara. Fenómeno que es más difícil en el caso de un grabador externo ya que éste suele ser instalado en ubicaciones difícilmente accesibles a intrusos y con frecuencia camuflados.
La ubicación de las cámaras es un factor a tener en cuenta en el proceso de selección de las mismas, ya que una elección incorrecta nos puede reducir drásticamente el periodo de vida de la misma o incurrir en sobre costes innecesarios.
Las cámaras para interior están dotadas de una carcasa lo suficientemente resistente para albergar su electrónica y enfrentarse a condiciones ambientales usuales en interior pero no están diseñadas para soportar lluvia, humedad, temperaturas extremas, etc… Para eso debemos elegir cámaras para intemperie que poseen una carcasa mucho más robusta.
Si la ubicación de nuestra cámara posee unas características especiales: entorno con actos vandálicos frecuentes, instalaciones con riesgo de incendio o explosión, locales con riesgo de inundación, etc… existen en el mercado todo tipo de soluciones que nos garantizarán una correcta protección a nuestras cámaras y una correcta visualización de las imágenes.
Atendiendo al campo de visión de las cámaras, las podemos clasificar como cámaras de lente fija cuando su distancia focal no se puede variar. En función del ángulo de visión tendremos que elegir una lente que puede ir desde el gran angular (2,8 mm) hasta teleobjetivo (12 mm). Este factor es especialmente delicado ya que una elección incorrecta del tipo de lente a utilizar puede causar un efecto no deseado en cuanto al plano a visualizar por lo que es recomendable consultar a un profesional.
Si decidimos utilizar una lente varifocal podemos ajustar cómodamente el plano a visualizar ya que esta lente es regulable desde gran angular a teleobjetivo, debiendo ajustarse durante el proceso de instalación sobre el cuerpo de la cámara.
La alternativa más flexible de todas sería una cámara con zoom que posibilita el poder ampliar y reducir la superficie a visualizar a nuestra conveniencia de una forma cómoda desde un pupitre. Esta solución, claro está, es mucho es la más costosa de las tres.
Cabe señalar que el acabado y el nivel de calidad de las lentes y sensores va a ser determinante para lograr una correcta captación de la imagen a visualizar o grabar. Al igual que en los útiles ópticos de uso cotidiano (gafas, lentillas, prismáticos, etc.), una lente de mala calidad nos ocasiona deformidades en cuanto a la visualización y zonas borrosas, fenómeno que es trasladable a las cámaras de CCTV ya precisan una lente óptica como primer elemento captador.
El último parámetro básico a sopesar en el proceso de diseño de un sistema de CCTV, es la utilización de cámaras fijas o móviles. Las cámaras fijas se orientan durante el proceso de instalación fijándose el área de visualización y no suelen modificarse a lo largo de su vida útil. En cambio, las cámaras móviles pueden orientarse a conveniencia desde un pupitre mediante el giro horizontal (PAN) y vertical (TILT). Este tipo de cámaras recibe comúnmente el nombre de DOMO y en su concepción más clásica consta de una serie de servomotores para efectuar el proceso de giro.
La tendencia actual en cuanto a cámaras móviles es la utilización de sistemas de giro de estado sólido, es decir, carentes de elementos mecánicos que aumentan considerablemente la vida útil de los equipos ya que cualquier parte de un dispositivo que esté sometida a una acción mecánica por parte de motores, engranajes y elementos similares, está sometido a un desgaste superior al de elementos de estado sólido, degaste que se ve incrementado cuando estos dispositivos se ven sometidos a ciclos intensos de trabajo o condiciones ambientales adversas.
Como elemento adicional a las parámetros a considerar dentro del diseño de sistemas de CCTV, tenemos la opción de incorporar técnicas avanzadas de análisis de vídeo, lo que nos posibilita convertir un sistema de CCTV convencional que únicamente nos permite visualizar en tiempo real y consultar las grabaciones, en un sistema verdaderamente inteligente contemplando factores como la velocidad de los individuos, conteo de personas y objetos, señalización y notificación de direcciones indebidas, registro de matrículas de vehículos y un sinfín de eventos personalizables a demanda del cliente.
Como norma general este proceso de análisis de vídeo se suele implementar mediante una aplicación de software adicional, aunque existen en el mercado cámaras con un sistemas de análisis integrado y con software embebido internamente, con los consiguientes ahorros de costes.